El comienzo lógico de un blog

Todo empieza con una inquietud.

Nos pica aquel duendecillo interno, aquel que nos dicta que tenemos algo qué contar. Algunos no sabemos a qué atribuirlo, y le llamamos -ingenuamente- inspiración. Para otros, es algo casi obligado escribirlo. Hay quienes se quedan con aquel pequeño desasosiego durante años, hasta que leen un escrito, y dirán: "diablos, es exactamente como lo sentí."

Así es.

Nos nace esa pequeña e inefable ansia de escribir algo, casi como una necesidad. El exiliado, aquel que opta por irse por su propia cuenta (exilado es aquel deportado, expulsado, et cétera) ya de por sí cuenta con una historia que se va escribiendo con el pasar de los días. Es el relato de cada uno que no está en su país.

Yo acabo de regresar al mío. Volví a aquella hermosa y horrible Lima de la cual tanto escribí en mis Crónicas del exilio (Seattle, 2003-2006). Sin embargo, es como si jamás hubiese dejado de viajar. Sigo siendo el viajero, y la Lima que yo dejé ya no es más.

Es un tanto triste pensarlo de esta manera, y por ello he inaugurado este blog. Es el comienzo lógico para alguien que tuvo una columna que tampoco existe. Se la dedico a mis fieles lectores, mis grandes amigos de Perú, de Puerto Rico, de Seattle, de Portland, y de tantos otros lugares del mundo.

Gracias por acompañarme. Ahora, les toca aguantarme un poco más. ¡Salut!


Lima, Perú
Abril de 2007

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